viernes, 18 de febrero de 2011

Fiesta familiar

El jueves por la tarde saliendo de trabajar fuimos a Carl's Junior mi compañero gringo Ian y yo por una hamburguesa; mientras comíamos me preguntó acerca del precio de rentar un departamento en ciudad de México, se sorprendió de lo barato que puede ser comparado con el precio que se paga aquí en San Diego.




¿Por qué pagar tanto aquí si se puede vivir por tan poco allá? me preguntó. Así que le platiqué de todas las desventuras que se viven en la ciudad, le platique del los viajes sardina en el metro, de los muy peligrosos viajes en el estribo de los microbuses, de las más de 500 marchas anuales y los bloqueos en las principales avenidas, de la pobreza, de la marginación, del desempleo, de la falta de oportunidades para los jóvenes y los viejos, de la corrupción de los policías y las autoridades, de la inseguridad... En fin, una lista enorme de defectos que tenía mi ciudad de México.

Se quedo un poco pensativo y me preguntó entonces, ahora dime qué es lo mejor de vivir allá. Pensé algunos minutos y no encontré la respuesta pronta y como mis papas ya se habían terminado me fui a mi casa sin darle una respuesta.



El sábado siguiente tenía que viajar precisamente a ciudad de México para arreglar algunos asuntos pendientes y a visitar a mi madre, cuando llegué allá coincidió con la celebración del bautismo del hijo de un primo mío y me dieron muchas ganas de ir, porque tenía mucho tiempo sin verlo.



Después de la misa salimos todos al atrio del templo y mientras los niños corrían en el jardín lateral los adultos bromeamos mientras nos tomábamos fotos. Luego nos fuimos todos a la casa de mi primo, la fiesta comenzaría horas más tarde pero desde que llegamos empezamos a platicar sobre muchas de las aventuras que tuvimos cuando éramos adolescentes, hasta que el “diyei” que amenizaría la fiesta nos aturdió con las pruebas de sonido.



Llegaron al fin los tacos y como era de esperarse llegaron también más invitados que no habían ido a la misa, es la fórmula infalible Tacos-Gorrón que nunca ha fallado desde la invención de los tacos.



Empezó la música, se abrieron las cervezas y la tarde se desvanecía, un niño que corría chocó contra mi pierna y cayó al suelo, cuando lo ayudé a levantarse me miro a los ojos y me encontré entonces con una imagen infantil que recordó a mí mismo cuando fui niño. La magia surgió en ese instante, durante la noche se abrió una puerta dimensional tiempo-espacio, lugar-fecha, cumbias-cervezas, barrio-bailongo. De repente se empezaron a salir de mi mente todos esos recuerdos de mi infancia y mi juventud que estaban atrapados desde hace varios años en mi memoria, en mi espíritu. Ahí estaban las mismas caras, la misma música, las mismas escenas.



Los niños todos, conociendo nuevos primos que venían de quién sabe dónde, corriendo por todas partes, jugando por toda la casa, en las sala se deslizaban panza abajo por las escaleras alfombradas, las mamás los regañaban, los papás platicando todos con la cerveza en mano.

A la hora del bolo, los empujones y carcajadas por atrapar algunas monedas hacían más divertido el momento que el dinero mismo.



Yo quiero bailar huaracha con una linda muchacha, me cantaba una joven que me invitaba a bailar con la mirada. En el patio trasero de la casa acondicionado como pista de baile sonaba la cumbia, el rock&roll, y el chachachá. Yo bailé todas con casi todas. Me quedé con ganas de bailar con la madrina chichona pero tuve miedo de morir de un tetazo (un amigo me platicó que su compadre murió de eso y no me quise arriesgar) no pude tampoco y no quise ni intentar, ocultar la alegría que me provocaba ver jugar a mis recuerdos con el presente, a tantos años a tanta distancia.



El martes por la tarde ya de regreso en san Diego, me encontré con Ian otra vez, me detuve frente a él y con firmeza le pude responder que lo mejor de vivir en México es la comida, la gente y esas fiestas familiares que no se repiten nunca o casi nunca.



Me di cuenta que no había traído ninguna de los cientos de fotografías que nos tomamos, pero con solo cerrar los ojos y recordar la mejor fiesta a la que fui hace diez años o hace cinco días, podía tener las imagines vivas en mi recuerdo, al final de cuentas son las mismas escenas, la misma música, las mismas cervezas, los mismos tacos y las mismas caras... tal vez un poco más arrugadas y algunas ya calvas.

15 comentarios:

  1. La comida y su gente definitivamente wo. Saludos :)

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  2. Aunque los tacos se parezcan mucho a los de allá nunca serán los mismos. Muy buen texto. Chido. Saludos desde San Fernando.

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  3. Quita la comida, quita la fiesta. Con la gente es suficiente.

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  4. Estoy un poco en desacuerdo y un poco en acuerdo contigo, sí se extraña la comida, sí se extraña la familia y la gente.
    Pero esa gente, posiblemente incluída tu familia y tu mismo, mi familia y yo mismo, somos los que hemos hecho este país lo que es hoy.
    O ya perdí la esperanza o de plano soy de las ratas que corren antes de que se hunda el barco. Me cansé de pelear, simplemente escojo para vivir un lugar donde los vicios que hay aquí no es que se hayan erradicado, sino que nunca existieron. Y mira que la ciudad de México tiene su encanto, y aunque no conozco mucho creo que es la segunda ciudad para vivir en el mundo, siempre prefiero otra, en el extranjero, la mejor (a mi parecer) para vivir no está aquí...

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  5. ¡¡Aplausos de Pie!!... Nunca había leído tu blog y hoy me di esa oportunidad, tengo tiempo leyendote, pero apenas te di follow... Realmente eres lo que pensaba, un hombre con cerebro, gracias por hechizarme con tus letras. Un beso.

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  6. Si, si, todo eso esta muy bien, q bueno q puedas escribir en tu blog y sin la restricción de los 140 caracteres, pero, ¿era verdad toda esa payasada de la "batalla épica"? ¿en serio te tienes q retirar de twitter? O solo es un ardid publicitario para ver si alguna editorial se anima a publicar tus poetuits (dijo nadie, nunca) yo espero q sea esto ultimo pues mi TL jamás será lo mismo sin el gran Wo_0 y creo q muchos concuerdan conmigo…

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  7. Linda publicación, nene hermoso. Un abrazo.
    Paty.

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  8. Lo que más pudre y perjudica a México es la gente que está en el poder. Pero al mismo tiempo, lo que levanta y mantiene vivo al país es su pueblo, su espíritu y su capacidad de lucha en el día a día. Tenemos suerte de haber nacido donde nacimos.
    Pero yo sólo venía a decir que pinche Wo_0, no te retires de Tuíter. ¿Por qué te retiras de Tuíter? Mejor ya no te retires de Tuíter.
    Saludos bien viernesosos.

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  9. Willy, mencionabas lo del metro y los buses, en los cuales viajaban como "sardinas", y pues me proyecté a la realidad nacional de mi país (Lima — Perú) entonces comprendí que estos problemas suceden en países más desarrollados como el tuyo, no seré tan pesimista la próxima vez con mi realidad nacional.
    Por otra parte, quería saber si necesitaba algún requerimiento especial para unirme al clan #TeamWo porque como Leónidas de 300 pienso que has de permanecer o estás a punto de convertirte en toda un leyenda épica tuitera. Y tus tweets y enseñanzas serán transmitidos de generación en generación, por los siglos de los siglos...

    Saludos.

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  10. Coincido contigo, la familia es importante. Y los recuerdos son tesoros invaluables.

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  11. Willy, excelente que regresaras. Escribir es lo tuyo. El retiro dejalo para mortales como nosotros. @wo_0 ya es patrimonio de Twitter.
    No dejes de escribir poetuits, sabes que esa parte de 0_ow también se reconoce y lo haces muy bien. Te leo desde lejos. Eres una gran persona. Recibe un abrazo de tu amiga que te aprecia. Patty.

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  12. Me hiciste recordar la casa de los abuelos por las calles de Fresno, Pino y esa zona bien ley.
    Esas fiestas familiares multitudinarias.
    La música, el baile, los chistes, la comida de la abuela Chelito.
    La creatividad de tías y tíos para que la docena de sobrinos y sobrinas o un poco más estuvieran felices y contentos.
    Concurso de bailes, el juego de las sillas y tantas otras ocurrencias, incluida la pastorela familiar.
    Gracias por motivar la memoria y desempolvar esos recuerdos.
    Un abrazo.

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  13. Nos hiciste recordar la infancia, creo que a todos. Felicidades.

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