miércoles, 26 de octubre de 2011

TAL VEZ CAMBIAMOS

Tal vez cambié yo, tal vez sólo cambió la forma en que me miras. Tal vez siempre fui el mismo, sólo que antes me veías distinto.

Todo era silencio y viento, veíamos a lo lejos las luces de los edificios y el transitar de los autos por las avenidas, sus luces pequeñas se movían y si alzábamos la vista, aparecían unas más tenues pero más hermosas las estrellas y la luna que compartían con nosotros la noche.

Era un silencio cómodo, a veces interrumpido por un pequeño suspiro o un resollar de la nariz, el frío y el olor a noche rodaba por nuestros rostros y agitaban su cabello. Compartíamos un cigarro y ella me acariciaba la oreja mientras mi cabeza descansaba sobre sus piernas.

Era un silencio placentero, escuchar la noche, el viento, las palabras que no decía pero que sus ojos expresaban.

Vámonos, me dijo. Le di la última fumada y me puse de pie, la tomé de la mano, como cuando novios, y nos fuimos caminando a casa, como si no hubiera pasado ya un año, como si nada hubiera pasado. Ya no quise recordar la tarde en que azoté la puerta y en medio de gritos partí.

¿Cómo fue que llegamos a ese punto?
¿Cómo fue que las caricias se convirtieron en olvido, los cariños en insultos, los besos en indiferencia?
¿Cambié yo, cambiaste tú?
¿O simplemente cambió la forma en que me veías?

Culpamos y juzgamos a las personas ignorando que tal vez nosotros mismos fuimos los que cambiamos la forma de ver las cosas.

Lo que un día amaste tal vez fue sólo una expresión efímera de mí, tal vez fue lo mismo que he hecho siempre, pero que en ese momento, te pareció diferente, mejor.

En la costumbre y en la monotonía de vivir juntos nos fuimos perdiendo de aquellas caricias, de la aventura de buscar el momento de estar solos. Quise cambiar por ti y terminé perdiéndome a mí, a ti y a nosotros mismos.

Hasta esta tarde de hoy en que nuestra soledad nos llevo por separado y coincidimos en aquel mirador donde solíamos estar juntos.
No hubo palabras ante el reencuentro, los dos sabíamos de alguna forma, que queríamos estar juntos, que merecíamos comenzar de nuevo y darnos la oportunidad de ser otra vez felices.