jueves, 6 de septiembre de 2012

Perdón, neta, perdón

Perdón si al decirte buenos días no estoy respetando tu decisión, pero me es imposible no pensar en ti al despertar si pensando en ti dormí.
Perdón por no entender por qué si tú también me quieres me tienes que alejar de ti.
Perdón por no poder olvidarte, así, tan pronto, por desear tener de ti algo, quizá solamente tu amistad.
Perdón por quererte, por enamorarme de ti, por querer saber si estás bien, si hay algo en que te pueda servir.

Perdón por no saber dejarte ir, neta, perdón. 

viernes, 22 de junio de 2012

Fue largo tu camino, difícil fue tu caminar.

Nos quedamos con nada, te lo dimos todo. 
Largo fue tu camino, difícil fue tu caminar. 


Mujer fuerte, luchona, entrona, recia y de carácter. 
Mujer amorosa, tierna, protectora, guardiana. 


Todos recibimos de ti todo, nos cuidaste y nos guiaste, nos diste un nombre y nos alimentaste, nos tomaste entre tus brazos cuando lloramos, cuando más te necesitamos. 


Fuiste pilar de nuestra familia, nos mantuviste unidos, nos enseñaste a cuidarnos a nosotros mismos, nos diste fe. 


Con nada nos quedamos, te lo dimos todo. 
Te dimos nuestros besos, nuestras alegrías, te dimos nuestros logros, nuestros hijos.
Te dimos penas también que transformaste en consuelo. 


Hoy estamos tristes pero también sabemos que al fin descansarás, fue muy largo tu camino, difícil fue tu caminar. 


Hasta siempre, Mary, hasta siempre Abuelita.

jueves, 26 de enero de 2012

14 de Febrero.

Hoy me miré al espejo y me dije a mí mismo:
“¡Qué guapo estás!, sería un desperdicio que este 14 de Febrero te quedaras otra vez en casa viendo el maratón de Sábado Apantallante en la televisión”.
Antes de terminar de decir la palabra desperdicio, me abofeteé fuertemente gritando “¡¿Estás loco?! ¿Acaso quieres que nos den medicamento otra vez?, ¡deja de estar hablando solo!”
Reflexioné y recordé aquel 14 de febrero de 2008. Es raro que lo recordara porque precisamente recuerdo que se me había olvidado, estaba súper emputado por haber olvidado tan importante fecha así que ese día marqué a casa de mi novia y en cuanto levantó la bocina y antes de que dijera una sola palabra la interrumpí gritando:
-¡QUÉ POCA TU PUTA MADRE! Por qué chingados no me recordaste ayer cuando estábamos cogiendo en el sofá de tu casa que mañana (o sea hoy), era, (o sea, es) 14 de febrero, ¿eh? ¡NO MAMES, NO PINCHES MAMES!
Justo cuando acabé de decir MAMES, al otro lado del teléfono contestó una voz femenina que no era la de mi novia -¿Eres tú, Willy?
-Ay perdón, suegra- Respondí avergonzado. -Pensé que era tu hija, ¿podrías comunicarme con ella por favor?
-Ja, qué menso, no, soy yo, Claudia aquí no vive mi mamá, lo sabes. Vi tu número en el identificador y me emocioné porque llamaste justo hoy 14 de febrero… aunque no estuvimos cogiendo ayer en el sillón, eh, mi amor.- Me respondió alegre.
-¿Me vas a pasar a Yadira, sí o no?- La interrumpí tajante.
-¿Yadira?, ¿pero qué traes con mi hija?- Respondió extrañada.
-Ah, ¿no te ha dicho?, estamos saliendo, luego de que dejé de buscarte desde hace ya quince largos días, asumí que ya sabías que no quería nada contigo y me brindé la oportunidad de conocer nuevas personas, en este caso, Yadira.
-¡Óyeme carbón, no mames, ella podría ser tu hija!- Respondió indignada.
-No, tampoco inventes, si no tiene ni dos meses que anduvimos cogiendo tú y yo, cómo va a ser mi hija si tiene dieciocho años, no te digo, siempre con tus puterías, pásamela, ya no quiero hablar contigo… gracias, suegra.- Terminé tajante pero cortés.
Después de unos segundos la voz tímida de Yadira respondió al teléfono –Hola-. –Paso por ti en 30 minutos, espérame en la puerta- le dije y colgué.
Llegué por ella puntualmente dos horas más tarde de lo acordado y después de darle un beso, caminamos hacia mi flamante vehículo, me puse frente a la puerta para que ella abordara y yo aproveché para darle un apretón de nalgas cuando ella pisó el segundo escalón del camión que nos llevaría a los cines de la Plaza Galerías.
Estaban hasta la madre, la fila para compra boletos daba la vuelta y las localidades estaban agotadas, de no haber sido porque nos metimos por la puerta de salida a la sala, jamás habríamos entrado a ver la película.
Como caballero que soy, le pregunté si quería palomitas o algo de la tienda, ella me extendió un billete de $200 pesos y me dijo “Tráeme lo que sea, lo que tú quieras”. La abofeteé con la misma mano donde tenía el billete.
–¡NO, LO QUE YO QUIERA, NO! Qué poca, eh, o sea que yo voy a compra lo que quiera para mí, y tú vas a terminar comiéndote lo mío, pues no, tú pide lo tuyo.- Respondí enfurecido.
Ella se puso a llorar y yo comprendí de inmediato que me había equivocado y me sentí mal. Pensé que ella era distinta a las demás, pero no, TODAS SON IGUALES.
Todos los hombres sabemos que las lágrimas de una mujer siempre guardan un mensaje detrás, por ejemplo, “necesito atención y no me la das”, “de verdad quiero esos zapatos”, “va a venir mi mamá a vivir con nosotros y no sé cómo decirte”… las lágrimas de una mujer son siempre tan falsas. Así que asumí que lo que ella me estaba pidiendo en ese momento era sexo duro. Me saqué el pene y se lo retaqué en la boca, ahí, en plena sala 4 de los cines de Plaza Galerías mientras veíamos a Saúl Lizaso en uno de sus peores papeles interpretando a George Clooney en Ocean’s Eleven.
Como era de esperarse, por su pinche culpa nos sacaron del cine y decidí que era mejor terminar lo que había empezado y fuimos a un hotel que está ahí, en el corazón de Sullivan, justo donde el amor se vende a quinientos pesos más el cuarto.
Estaba igual, hasta la madre, ni una habitación disponible, así que le propuse, -¿Sasqué?, vámonos al María Isabel Sheraton, que está en Insurgentes, lo vales.
Cuando llegamos allá, se quedo asombrada del lujoso lobby, la senté en uno de los sillones y la empecé a besar con pasión.
-Espérate, ¿aquí?, mejor pide un cuarto- Alegó ella.
-¡Estás pendeja!, ¿sabes cuánto cuestan?, además ni que fuera la primera vez que cogemos en un sillón- le respondí.
No quiso, se negó, así que nos fuimos de regreso a su casa e hicimos el amor en su recámara, mientras, Claudia, su madre y casualmente mi ex novia, golpeaba la puerta furibunda.
La moraleja es: este 14 de febrero, regale afecto, no lo compre.
[Esta historia es ficticia, cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia, a menos que usted sea Yadira, cuya madre se llame Claudia y vivan ambas en un departamento en la Colonia Santa María la Rivera y esto haya sucedido en febrero de 2008.]

sábado, 14 de enero de 2012

SI TE VAS

Si te vas, llévate contigo todo, las canciones, las caricias, tu recuerdo.

Si te vas no dejes nada, bórrame también de ti, borra nuestros besos de tus labios, los momentos felices que pasamos juntos. Llévate el tiempo que compartimos, nuestros planes que no cumplimos, los hijos que soñamos tener.

Si te vas, olvídame, piérdeme, toma tu ropa de mi armario y arráncame, aunque me aferre, el calor que dejaron tus brazos en mi espalda, el olor de tu cabello, la luz de tus ojos que me hacia suspirar, que provocaba sonrisas

Si te vas, no vuelvas nunca y déjame imaginar que solo fuiste un sueño maravilloso del que jamás  hubiera querido despertar.